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  CONSEJOS
 
¡No olvides supervitaminarte y mineralizarte!
Una buena alimentación es imprescindible para la práctica del snowboard

El deporte de intensidad suave a moderado, conjuntado con una buena alimentación equilibrada, contribuyen a que evitemos un posible sobrepeso, mejorar la tensión arterial, el colesterol y la tensión. Además, ayuda a la eliminación de la tensión y el estrés.

El número de personas que practican el esquí, en todas sus modalidades, aumenta día a día. Todos los “esquiadores”, sean profesionales, o aficionados, además de beneficiarse de la práctica de este deporte, deben cuidar el tema dietético, con el fin de no disminuir el rendimiento deportivo y sufrir algún tipo de “pájara” provocada por un esfuerzo al que el cuerpo no está acostumbrado.

En la modalidad de esquí nórdico, más completo que el alpino, se pone a prueba la resistencia, así como la fuerza muscular. En este tipo de esquí existen diferentes modalidades: fondo de 10, 20, 30 y 50 kilómetros. Todas estas pruebas son muy similares y desde el punto de vista nutritivo hay que estar muy bien preparado. Para una práctica de cualquiera de estas pruebas se debe cuidar mucho la alimentación previa.

Este deporte se caracteriza por el aumento progresivo del esfuerzo, y lo que es más importante, la cantidad de músculos que se mueven, que es muy elevada. Además, cuando se sobrepasa la hora de ejercicio, se empiezan a utilizar las reservas de grasas como combustible energético.

Es conveniente saber que para las carreras de menos de 20 kilómetros se pueden realizar con las reservas del cuerpo, pero en las de mayor distancia, el deportista deberá ingerir calorías.

El consejo dietético
Debido a la exigencia física del esquí, puesto que se práctica durante varias horas, el deportista debe llevar una correcta alimentación debido al esfuerzo realizado y de esta manera lograr un mayor rendimiento.

La alimentación busca cubrir las necesidades energéticas y nutrientes del cuerpo. En el esquí, el grado de actividad física, y por tanto, el consumo energético, depende de factores relevantes, tales como:

- Las condiciones meteorológicas,
- La fricción de tabla con la nieve,
- La técnica utilizada por el esquiador,
Y a estos factores, se unen dos elementos básicos: la duración del ejercicio y la intensidad del mismo.

Primera comida: El desayuno

Todos los que practican el esquí saben de la importancia de un buen desayuno tras un madrugón. El despertarse tan pronto obliga al deportista a ingerir una buena cantidad de calorías. En el desayuno, aparte de comer mucho, esa comida debe ser fácil de digerir y que sean ricos en nutrientes e hidratos de carbono:

- Hidratos de carbono: pan, tostadas, cereales, galletas, mermelada...
- Proteínas: leche, yogur, queso, fiambres, jamón serrano, tortillas, etc.
- Grasas: mantequilla o margarina, quesos curados, frutos secos...
- Vitaminas y minerales: fruta o zumos...

Estos hidratos de carbono son esenciales para la práctica deportiva y lo que es muy importante, los hidratos facilitan la recuperación de tono muscular, gracias al glucógeno,  que es la principal fuente de energía del músculo.

Segunda comida: A media mañana

Igual de importante que el desayuno es el tentempié de media mañana. El aficionado en su ansia por aprovechar toda la jornada en las pistas hace que no se pare mucho a comer y que no se engullan alimentos recomendables. Nosotros desde aquí recomendamos que los esquiadores lleven pequeños alimentos encima que les proporcionen mucha energía, como barritas energética, chocolate, frutos secos etc., lo que permita mantener el ritmo de ejercicio.

Líquidos

No nos olvidamos de la hidratación. La práctica del esquí conlleva mucho desgaste líquido, que el esquiador deberá reponer. Además de la sudoración, el frío hace que los vasos se contraigan y favorezcan la diuresis, que es otra manera de perder líquidos. Es por esto que aproximadamente cada treinta minutos es conveniente ingerir un poco de agua,  algún tipo de líquidos o bebida isotónica.

Es recomendable que si tenemos previsto ejercitarnos durante más de una hora, tomemos un vaso de agua antes de comenzar y hacerlo de la misma manera cada hora u hora y media. Si perdemos mucha agua y no la reponemos, hacemos que disminuya nuestra capacidad de hacer deporte.

Recuperación

Por último, una vez terminado el deporte, es importante que repongamos fuerzas con una merienda-cena destinada a la recuperación de glucógeno, y la podemos hacer con sopas, caldo e hidratos de carbono en forma de arroz o pasta. Para finalizar recomendamos tomar algo de fruta y alguna ensalada.


Un buen desayuno
El esquí conlleva un gasto de energía muy elevado.

Los llamados "deportes de invierno", con el esquí como máximo exponente, requieren una preparación especial, y parte esencial de esta preparación es llevar una dieta adecuada. El desayuno es en estos casos la principal comida del día y la que va a posibilitar que disfrutemos al máximo del esquí o, por el contrario, nos cansemos a las primeras de cambio. Asimismo, es importante matizar que cada persona debe desayunar de acuerdo a sus características y necesidades, es decir, no comerá lo mismo un joven snowboarder que va a pasarse el día entero en la montaña esquiando a un ritmo desenfrenado que una persona mayor o un niño que disfrutan este deporte de una manera más sosegada.

En el primer caso, el desayuno será alto en calorías, de fácil digestión y abundante, ya que normalmente no se volverá a comer hasta caída la noche. Se tomarán pues alimentos ricos en hidratos de carbono tales como cereales, tostadas con mantequilla, mermelada, miel, bizcocho, etc. Las proteínas tampoco deben faltar en forma de alimentos con poca grasa como jamón, huevos o embutido. Para completar el desayuno se puede tomar un zumo de frutas, rico en vitaminas y minerales, y un producto lácteo (queso o yogur) bajo en grasa. Para los esquiadores que quieran tomarse la jornada con más calma el desayuno no debe ser tan abundante. Basta con un zumo, unas tostadas y leche para aguantar sin problemas hasta la siguiente comida

Por otro lado, la práctica del esquí tanto por sus exigencias físicas como por el medio en el que se realiza, conlleva un gasto de energía muy elevado y una gran pérdida de líquidos que, en ocasiones, puede ser imperceptible debido a las bajas temperaturas a las que está sometido el organismo. Por este motivo es recomendable llevar encima un botellín de agua, unas galletas o frutos secos, preferiblemente ciruelas o uvas pasas. Esto evitará que nos fatiguemos demasiado, o nos entre la temida "pájara". Este aspecto es especialmente importante en el caso de niños o personas de edad avanzada, que son las más propensas a deshidratarse sin darse cuenta. Por último, es importante dar al cuerpo un periodo de recuperación de al menos 7 horas de sueño, si no queremos llegar a la siguiente jornada completamente agotados.

Una buena alimentación es también fundamental para prevenir posibles lesiones. Para ello lo mejor es elegir las comidas basándose en la pirámide de los alimentos, es decir, consumir dulces y grasas con moderación y una alta cantidad de cereales, verduras y legumbres. También es conveniente limitar las comidas de entre horas a alimentos que contengan una alta cantidad de nutrientes y beber muchos líquidos que no sean bebidas gaseosas o café.


Protégete del frío con un buen equipo
Dependiendo de la especialidad, variará el equipo.

Esquiar es uno de los deportes más bellos que existen pero también conlleva ciertos riesgos si no se practica de forma adecuada. En primer lugar, es esencial elegir la vestimenta adecuada para el tipo de actividad que vamos a realizar, de lo contrario podemos acabar la jornada en unas condiciones físicas nada agradables.

Parece muy sencillo ir a comprar una chaqueta o unos pantalones para esquiar, pero realmente no es tan sencillo. Todo varía según el tipo de esquí que practiques, la periodicidad a la que vayas y por supuesto el nivel que tengas. La vestimenta debe garantizar la óptima protección del esquiador contra el frío, la humedad y el viento, a la vez de dejar que transpire la piel.

Si vamos muy abrigados no tendremos la suficiente libertad de movimiento y si vestimos muy ligeros el frío, la lluvia o el viento nos puede jugar una mala pasada. Lo que el esquiador hace es vestirse “por capas”: ropa interior, capa central y capa exterior.

La primera capa está en contacto directo con la piel, por lo que su principal función es absorber la transpiración y mantener el cuerpo seco y caliente. Lo ideal es utilizar una camiseta de algún material sintético. La capa intermedia (jersey, forro polar, etc.) debe abrigarnos y aislarnos del frío manteniendo la temperatura corporal. Finalmente, la capa exterior se compone de prendas formadas por diferentes capas (anorak, pantalones, mono, etc.,) que nos resguardan de las inclemencias del tiempo y mantienen la transpiración.

Son tres las capas que debemos, por una razón lógica, tenemos que estar siempre preparados para los diferentes cambios del tiempo. Cuando haces deporte en la montaña los cambios son muy bruscos. Cuando estás esquiando tienes calor, pero cuando te subes a un telesilla todo cambia, el cuerpo se enfría, y tu temperatura baja. Por eso es útil que lleves tres capas diferentes, para poder quitarte o ponerte ropa según lo necesites.

Existen ropa interior muy buena como, Coolmas o Thermostat. No elijas nunca ropa interior de algodón o de lana ya que te harán sudar y mantendrán tu piel húmeda. Opta por camisetas térmicas ajustadas. 100 % Polyester y Poliamidas y mejor si tienen cuello alto y manga larga. Cuanto más larga de espalda mucho mejor, para no acabar con el culo al aire.

La ropa de abrigo como jerseys y forros polares, deben estar elaborados con fibras sintéticas, y tener la capacidad de abrigarnos pero a la vez permitir que nuestro cuerpo pueda expulsar la humedad corporal al exterior. La capa exterior, mono, chaqueta y pantalones, debe de ser también respirable al igual que a prueba de viento, como el GoreTex.

Muchas chaquetas de muy buena calidad son impermeables, respirables y a prueba de viento, y ofrecen opciones de ventilación como son las cremalleras debajo del brazo, bolsillos de ventilación, etc. Los snowboarders deben llevar las chaquetas más largas ya que se pasan mucho tiempo en contacto con el suelo. Hay básicamente tres sistemas diferentes:

- Membranas: Consiste en láminas de material impermeable que se adhieren bajo la capa externa.
- Resinados: Se impregna de una resina de poliuretano superficial en la cara interna del tejido. Es el proceso más barato, transpira poco y es menos impermeable que los otros dos.
- Inducidos: Impregnación adherida a cada fibra del tejido exterior.

Otros de los grandes avances que podemos encontrar es una chaqueta con calefacción, de la firma North Face. La chaqueta utiliza un paquete de baterías, que pesa 188 gramos, para alimentar unos paneles que por supuesto son flexibles. Las baterías tienen una duración de cinco horas.


¡Ojo con la piel!
En caso de realizar deportes de invierno hay que aplicar una fotoprotección especial, 50+

La piel no sufre sólo con el sol, sufre también si no la cuidamos con el frío, y sobre todo si tenemos una piel seca y sensible. La piel es un órgano vivo y debemos de cuidarla todo el año, toda la vida. Como órgano vivo que es va a sufrir con los cambios climatológicos. En invierno el frío, el aire, la humedad y la sequedad de las calefacciones van a influir muy negativamente en nuestra piel.

Las pieles normales y sobre todo las grasas soportan mejor el frío que las pieles secas o sensibles que necesitan más protección y cuidados más especiales. Y debemos cuidar, no sólo la piel de la cara, sino la piel de las manos y de todo el cuerpo.

Es muy frecuente que centremos los cuidados en el cutis y abandonemos el cuidado, por ejemplo, de la piel de las manos que sufre mucho en invierno, porque a las agresiones del frío, el aire o la humedad, se suman las agresiones a las que sometemos a nuestras manos por el contacto de todas las sustancias agresivas que manipulamos en nuestro trabajo, en las faenas de la casa, en nuestras aficiones, etc. Y qué decir de la influencia que en un cutis sensible, con tendencia a la couperuse, va a tener el "choque" del paso de frío de la calle al calor de una cafetería, domicilio o lugar de trabajo.

Todos estos cambios y factores climatológicos propios de invierno van a influir modificando la estructura de nuestra piel, afectando al colágeno que nos asegura la resistencia de nuestra piel y a la elastina que nos da elasticidad.
El frío, el aire, la humedad, etc., van a producir en nuestra piel una importante deshidratación. Prevención y cuidados no sólo frente al frío o al aire, (estamos más mentalizados), sino a los contrastes de humedad y temperatura ambiental.

El sol del invierno

En caso de realizar deportes de invierno, esquí, senderismo, escalada, etc., aplicar una fotoprotección especial, 50+, con frecuente renovación. El sol va a ser más intenso conforme se esté a más altura.

El sol se va a reflejar en la nieve, va a dañar más la piel, y todos estos factores serán muy importantes a la hora de proteger nuestra piel. Sin olvidar que el sudor del ejercicio hace que el fotoprotector lo debamos renovar con más frecuencia.

CONSEJOS

- Protección de la piel en invierno, especialmente de la cara y de las manos, con una hidratación adecuada.

-Cuidado con los labios, en los que aplicaremos protectores labiales hidratantes y evitaremos el humedecerlos con frecuencia, sobre todo con saliva, que produce una irritación adicional.

-La piel de las personas de edad avanzada y la de los niños son particularmente sensibles a los cambios y rigores del invierno.

-No abuses de duchas o baños y sobre todo evite jabones enérgicos. Use jabones suaves apropiados para su tipo de piel.

-Evita ropas o calzado irritante o no transpirable.

- Hay enfermedades muy comunes de la piel como la psoriasis, que afecta al 1,3% de los españoles, o la dermatitis atópica, que afectan aproximadamente a un 15% de los niños españoles, que empeoran en los meses de invierno. Estos enfermos deben ser especialmente controlados por su dermatólogo en esta época del año.

-Hidratar bien la piel, se recomienda que usen jabones de avena. Ante cualquier duda o problema cutáneo acuda al dermatólogo.


Evita las lesiones
Conocer la pista por la que descendemos nos evitará muchos problemas .

Las lesiones del esquí pueden reducirse de manera drástica con un buen estado físico y no hay mejor prevención que la formación y la información. Un buen programa físico debe incluir estiramientos, mientras fortalecemos los músculos. Estirar los músculos de las piernas es útil para el condicionamiento general.. Andar, hacer footing, trecking, máquinas de remo, y la bicicleta ayudan a fortalecer el corazón y piernas. Comienza con cinco minutos, y gradualmente aumenta el tiempo. Después de unos días, la masa muscular del piernas y corazón irá aumentando. Por otro lado, una buena forma física te dará más confianza en ti mismo y en tus posibilidades.

También es importante realizar cursos de iniciación y perfeccionamiento. En cuanto a la información, es imprescindible conocer la estación, el recorrido, mapas o reseñas, estado de la nieve, riesgo de aludes y la previsión meteorológica. Además, es aconsejable conocer los teléfonos de socorro. Aprende lo básico del esquí, y no esquíes inicialmente por tu cuenta. Las escuelas oficiales están disponibles en la mayoría de estaciones de esquí, y allí además de los primeros pasos, te explicarán técnicas de seguridad. Equípate con consonancia a tus habilidades, y nivel de esquí, asesórate por un profesional. Ten a punto tu equipo y revísalo frecuentemente.

Es recomendable reconocer el terreno, las primeras bajadas del día debes realizarlas en pistas más sencillas, tu cuerpo se irá calentando progresivamente, y será más difícil que seas presa del pánico, el peor compañero del esquiador. Esquía observando constantemente tu alrededor, obstáculos, otros esquiadores y los cambios en el terreno. Mira alrededor y usa tu visión en todo momento. Nunca sigas esquiando cuando te duela algo, lo más probable es que la lesión aumente.


Los remontes
El forfait sirve también como seguro en caso de accidente en los remontes.

Una jornada de esquí tiene el inconveniente de que pasa con demasiada rapidez, así que cuanto menos tiempo estemos en la cola del remonte y más descendiendo por la nieve mucho mejor. Antes de coger el remonte que nos llevará a la pista de esquí lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que llevamos el forfait o el skipass con nosotros y a la vista, para no perder el tiempo, y hacerselo perder a los demás buscando el pase. El forfait normalmente sirve también como seguro en caso de accidente en los remontes. Los remontes más habituales son el telesquí y el telesilla, aunque también hay otros como las telecabinas, las cintas, las telecuerdas.

El los telesquí, el remonte arrastra al los esquiadores por el suelo mediante una percha enganchada a un cable. Es importante estar atento a la llegada y soltar el telesqui con suavidad, evitando entorpecer la llegada de otros usuarios.

El telesilla, Es un remonte más cómodo que el anterior, en el que se va sentado y suspendido sobre un cable. Los vehículos o sillas que podemos encontrar son de una, dos, tres, cuatro, seis y ocho plazas. Antes de acceder a un telesilla debemos colocarnos en el trayecto de la silla para poder sentarnos con facilidad. Una vez montados bajar la barra de seguridad. A la hora de bajarnos del telesilla, debemos empezar a levantar la barra antes de llegar y elevar un poco las espátulas de los esquís o el nose de la tabla, para que no se claven en la nieve. Por último es importante no ponerse nerviosos y, si es la primera vez, ir con alguien experimentado.

Los telecabinas, son transportes aéreos, en el que los vehículos se mueven y se apoyan en un único cable. Su principal diferencia respecto a los telesillas son que los vehículos, que son cabinas cerrados que ofrecen más protección ante el frío. Por lo tanto los usuarios deben embarcar y desembarcar sin los esquís calzados. Los vehículos pueden transportar hasta 30 personas.

Las cintas transportadoras, son similares a las que nos encontramos en los supermercados, en las que el esquiador se subre sobre una cinta que le transporta hacia arriba. Se usan normalmente en pistas de iniciación.

Las telecuerdas: Es similar a un telesquí, pero sin perchas, nosotros nos agarramos directamente a un cable portador tractor.


La conduccion en la nieve
Te en cuenta las cadenas antes de salir...

Conducir en la nieve no es fácil como algunos piensan y hay que darle la importancia merecida, tenemos que hacer caso de las recomendaciones y nunca debemos salir de viaje sin antes comprobar el coche. También es conveniente llevar un equipo apropiado para poder afrontar cualquier inconveniente. No hay que olvidar que el cinco por ciento de los accidentes que se producen en carretera son por causa de la climatología.

¿Qué debemos comprobar?

- El estado de los neumáticos: Mirar que las llantas no estén lisas, que tengan suficiente profundidad de dibujo para poder evacuar con facilidad el agua.

- Hay unos neumáticos de nieve a los cuales los profesionales llaman M + S, y significa, Mud and Snow, están diseñados para que se pueda conducir sin ninguna dificultad por hielo y nieve. Los neumáticos están completamente legalizados y aprobados por el último Reglamento de Seguridad Vial. Se pueden usar sin dificultad y son sustitutorios a las cadenas. Sólo tienen un problema y es su gran desgaste en asfalto seco.

- También existen los neumáticos polivalentes los cuales se pueden usar tanto en nieve como en asfalto seco, pero claro, no son tan eficientes como los anteriores.

- Las cadenas: El uso de cadenas en las montañas es obligatorio, y la policía no os dejará pasar si no las lleváis, intentar comprarlas en vuestro lugar de residencia, los costes de las cadenas varían según sean más o menos fáciles de poner, no en lo buenas o eficaces que éstas sean, además las cadenas en las estaciones, suelen ser bastante más caras.

Cuando llevéis las cadenas puestas no es recomendable sobrepasar la velocidad de los 35 o 40 kilómetros por hora. También debéis saber que hay que bajar un 25% la presión de vuestras ruedas, esta recomendación también va dirigida si conducís por caminos de arena o barro.

- No salgáis nunca sin comprobar frenos, discos y cintas.

- Líquido anticongelante: Muy importante, una fuerte nevada os puede dañar el motor. No debéis pisarle mucho al coche, y dejarle que se caliente por lo menos hasta los 85º.

- Un teléfono móvil y el dispositivo de alimentación del mismo.

- Y llevar siempre el depósito de gasolina lleno, te puede evitar muchos problemas, si puedes llevar algo de abrigo en el coche, mejor.

Otros consejos

La conducción sobre nieve o hielo entraña riesgos potenciales elevados, los mandos del coche no responden de igual manera. El mejor aliado en estas situaciones es la prudencia, la adecuada preparación y la respuesta del vehículo. Vamos a dar unas maniobras básicas que si las ponemos en práctica nos evitarán muchos accidentes.

Debemos reducir la velocidad de manera considerable, y ampliar la distancia de seguridad con el coche que nos precede. No acelerar el vehículo con brusquedad ya que las ruedas pierden su adherencia. De igual modo debemos tratar el volante con mucha suavidad sin dar giros bruscos. También debemos evitar dar golpes de freno, hay que pisarlo con suavidad y que el coche vaya parando solo. El resultado en todos estos casos es el mismo, las ruedas patinan y perdemos por completo el control del coche.

Si hay rodadas de otros coches, síguelas y cuando salgas, no lo hagas con brusquedad, puedes lanzar al coche fuera de la carretera de forma instantánea.

Si tienes que hacer una frenada de emergencia, no pierdas los nervios, frena despacio y desvíate por el arcén o hacia donde tengas un poco de sitio, no sirve de nada pegar el frenazo, el coche no se parará. Intenta no dejarlo bloqueando el paso a los demás vehículos.

El contravolante, cuando ponemos las cadenas en el coche, sobre todo de tracción delantera, el vehículo tiende a irse hacia atrás. Si vemos que el coche empieza a patinar hacia un lado debemos enderezar el coche girando el volante "al revés", en el sentido del desplazamiento involuntario, así frenaremos el coche. No girar el volante hacia el lado contrario, que es lo que suele hacer para rectificar al coche, porque lo único que conseguiréis es acelerar más el patinado y frenar contra lo primero que os encontréis en medio, y si vais a mucha velocidad volcaréis.

Hay que tener mucho cuidado con el hielo, es mucho más peligroso que la nieve. Se suele formar por la noche, en lugares que no les da el sol, y puede durar varios días enteros. Debemos poner especial cuidado en las sombras y en los arcenes que es donde más fácilmente podemos encontrar hielo. Otro de los lugares que podemos encontrarlo es debajo de la nieve.

Si vamos deprisa y nos encontramos una placa de hielo, lo mejor es dejar que el coche se deslice, no girar el volante nunca y estar preparados porque cuando salga de la placa de hielo, la dirección del giro cambiará en sentido contrario y el cambio será muy brusco, y sobre todo nunca frenar sobre la placa, el coche saldrá despedido sin control.


Esquiar fuera de pista
Antes de iniciar un descenso fuera de pista debemos estudiar las condiciones del terreno.

Los amantes del deporte blanco tienen la opción de esquiar por las pistas, generalmente en buen estado, pero con el inconveniente de la masificación de las estaciones invernales: largas colas en los remontes, empujones en las pistas y, para muchos, una sensación de agobio similar a la de estar atrapado en un atasco en una gran ciudad.

Una forma de escapar a estas temidas aglomeraciones es el esquí fuera de pista, pero para practicarlo es necesario un nivel alto y conocer ciertos aspectos de esta disciplina que algunos consideran el esquí en estado puro.

El freeride puede dividirse en tres niveles según el tipo de descenso o lo arriesgado del mismo. Un primer nivel sería el esquiar dentro de una estación pero entre una pista y otra o en los laterales de la misma. Una segunda modalidad vendría a ser la que se realiza también dentro de la estación pero en las zonas no balizadas: valles o laderas próximas a las pistas. El nivel más arriesgado pero también el más satisfactorio para el esquiador es el que se lleva a cabo fuera de las estaciones, en zonas de alta montaña a las que accedemos por nuestros propios medios. Esta modalidad supone un contacto con la naturaleza y una libertad para el esquiador incomparable.

El mayor riesgo del fuera pista es no saber que condiciones nos vamos a encontrar, por eso es recomendable estudiar el terreno con detenimiento o ir acompañado de un guía. En la actualidad existen cursos de esquí fuera pista donde pueden aprenderse las técnicas básicas de seguridad. En este sentido, los aludes son la principal causa de accidentes en la alta montaña. Por este motivo un esquiador de fuera pista debe llevar siempre un Detector de Víctimas de Avalancha (DVA), una pala y una sonda. También se recomienda siempre acompañado e informarse de las condiciones meteorológicas que nos vamos a encontrar.


Saber respirar
Los giros y la respiración deben coordinarse para mejorar el rendimiento

Como en cualquier deporte la respiración es esencial para desarrollarlo de manera adecuada. No es lo mismo respirar rápido y superficialmente, que más lento y profundo. La cantidad de oxígeno que llega a los pulmones y, por consiguiente, a los músculos determinará la resistencia al esfuerzo realizado.

Cuando se corre, por ejemplo, la respiración es fluida y con un ritmo concreto, en función de la velocidad que llevemos. Durante el esquí, la respiración también se acomodará al ritmo que imprimamos, aunque también estará sujeto a otras circunstancias. Muchas veces se contrae la respiración, ante grandes velocidad, lo que acelera la fatiga y la tensión muscular.

Es muy importante, inhalar y exhalar la suficiente cantidad de oxígeno y hacerlo en el momento justo. Durante la exhalación se produce un efecto de relajación muscular, y en la inhalación se contrae el cuerpo y lo prepara para la acción. Para 'normalizar' la respiración hay actuar con fluidez y relajación. En el esquí se exhala al contraer las piernas y se inhala al doblarlas, aunque también dependerá de la velocidad y el ritmo al que se gire. Para hacerlo de manera adecuada se debe ir soltando aire a medida que se realice el giro y recogerlo en el siguiente cambio.

En el snowboard pasa algo parecido. La respiración se debe coordinar con los giros, aunque la velocidad, los saltos o los cambios de ritmo pueden interrumpir el ritmo de la respiración. Un consejo para no sofocarnos es mantener un ritmo estable.

Equilibrio, la clave para un buen salto
Si saltas desequilibrado, galleta segura

Cuando tu nivel de esquí te lo permita, y si te apetece hacer algo más que simplemente deslizarte por la nieve, puedes intentar los saltos. Esta puede llegar a ser una de experiencia realmente liberadora y emocionante, siempre que tomemos las precauciones adecuadas antes, durante y después de un ‘vuelo'.

Lo primero, hay que elegir el terreno adecuado para aterrizar, ya sabes… zona despejada y que no sea plana, para amortiguar el golpe y evitar que nuestras articulaciones sufran el impacto. ¡ No saltes a ciegas o te la puedes pegar!, o lo que es peor puedes estamparte contra otro esquiador, una roca o un pino (y no precisamente de los que se cuelgan en el retrovisor).

Es importante que pruebes a realizar saltos pequeños, antes de intentar otros más importantes, a baja velocidad e impulsándote mucho, para mejorar el equilibrio y control durante el vuelo. Aprender a saltar requiere, además de la técnica adecuada, tiempo y experiencia. Cuantos más hagamos, mejor saltaremos. No intentéis pasar de 1 a 100 de manera rápida. También hay que precalentar… nunca saltéis cuando los músculos están todavía fríos.

Para hacer un salto, tanto con esquís como con snowboard, hay que acometer equilibrado y con las piernas semiflexionadas. Al llegar a la cresta hay que impulsarse con decisión (como si hicieras un salto vertical en parado), durante el vuelo no hay que perder el equilibrio (mantener los brazos separados del cuerpo, no agitarlos…) y a la hora de la recepción hay que caer ligeramente con el peso hacia atrás.


El arte de dominar el hielo
Las placas de hielo son traicioneras.

Los efectos combinados de las altas temperaturas y la lluvia en los años de escasas precipitaciones transforman la nieve de las pistas. La capa adelgaza, afloran las piedras y en las zonas más pisadas aparece el hielo, el mayor enemigo de los novatos y esquiadores medios, que son mayoría en las estaciones.

Todos hemos oído el característico sonido del hielo al cambiar de una zona y sentir que los esquís no obedecen. No hay que preocuparse. Encontrarnos con placas de hielo es algo que puede suceder mucho más a menudo de lo que podemos pensar y hay que ser conscientes de que el hielo se forma tanto en las pistas como fuera de ellas.

En esos momentos no debemos perder los nervios, ni por supuesto el control de las tablas. Trataremos de no derrapar, pero tampoco de cantear con demasiada fuerza. Un exceso de presión a la hora de frenar nos dejará clavados en medio de la pista. Nuestros virajes serán suaves y siempre controlados y trataremos de perder velocidad a favor de un mayor control.

Es fundamental estar equilibrados sobre los esquís. Para ello se debe incrementar el ángulo realizado con el cuerpo. Se logra echando la mano externa hacia las botas. Permitirá que las pantorrillas se bajen para inclinar los esquís, mientras el cuerpo permanece centrado sobre ellos.

Finalmente, conviene incidir en el esquí fuera de pista. En temporadas como las actuales, en que las precipitaciones son escasas, no es muy recomendable salirse de las pistas, no obstante, si se quiere, de debe buscar una cota alta, donde halla nieve. Esto es arriesgado porque aquí también se pueden encontrar placas de hielo e incluso pequeños bloques, ya que no es nieve controlada por máquinas. Este tipo de descensos exigen conocimientos técnicos avanzados para descenderla correctamente.

El hielo y el snowboard

Las placas de hielo son igualmente peligrosas si desciendes con una tabla de snow. A la hora de pasar sobre una de estas peligrosas formaciones, conviene no cantear en ningun caso, ya que acabarás en el suelo casi con toda seguridad. Se debe pasar en plano, con las piernas semiflexionadas y sin virar hacia los lados, y en cuanto se pueda, salir de ella.

Lo habitual es salir en grupo, con amigos o con los compañeros de cursillo. En estos casos conviene conocer de antemano el nivel técnico de los integrantes del mismo.


Conoce tu tabla
El alma, la parte interior, es el auténtico núcleo de la tabla.

El conocimiento de los materiales, construcción y demás aspectos técnicos de tu tabla de snow te ayudará a mantenerla en perfectas condiciones y a conocer sus limitaciones. Recuerda que el snowboard es un deporte que prácticamente está dando sus primeros pasos y está en constante evolución. Los fabricantes de tablas desarrollan continuamente nuevas técnicas de construcción y aleaciones de materiales que hacen que de una temporada a otra el snowboard experimente auténticas revoluciones.

El alma, la parte interior, es el auténtico núcleo de la tabla y sobre esa base se construye toda la estructura. Así pues, el alma condicionará la mayor o menor elasticidad de la tabla. Existen dos modalidades de construcción del alma, la de madera y la inyectada. La primera está formada a base de finas láminas superpuestas y ofrece mayor elasticidad y duración. Las inyectadas, compuestas de materiales como el poliuretano, son de menor calidad y por lo tanto más baratas.

En general existen tres formas de construcción de tablas, comúnmente llamadas tipo Cap, monocasco y tipo sándwich. Esta última consiste en sobreponer una capa a cada lado del alma, una superior y otra inferior y unirlas mediante un material plástico por las laterales. El tipo Cap es similar, pero en este caso la capa inferior y superior se unen por los laterales sin necesidad de otro compuesto. Por último la monocasco es la más cara de todas y consiste en rodear el alma con una capa única, sin ningún punto de unión.


La mejor vestimenta: el Gore Tex
Cortaviento, impermeabilidad y transpiración son las tres principales cualidades del Gore Tex.

En enero se cumplieron 25 años de la salida al mercado de las primeras prendas que incorporaron el tejido Gore Tex, uno de los grandes inventos del siglo XX en el ámbito del equipamiento deportivo. Sus tres principales cualidades, cortaviento, impermeabilidad y transpiración, han hecho de esta membrana uno de los compañeros inseparables de esquiadores, ciclistas, navegantes o, simplemente, de los aventureros que viven al límite.

El secreto de este tejido, inventado por Bob Gore en 1969, es muy simple. No en vano, la sencillez es la esencia de muchos de los grandes avances tecnológicos de nuestra sociedad. Su funcionamiento se basa en que una gota de agua de lluvia es 20.000 veces mayor que los poros del Gore Tex, mientras que la molécula del vapor de agua que desprende el cuerpo en forma de sudor es 700 veces más pequeña. El resultado: la humedad no entra y el sudor se expulsa.

Botas, sacos de dormir, tiendas, cazadoras, guantes, botines o calcetines son sólo algunos de los ejemplos de prendas que pueden incorporar este tejido. Su único defecto: el alto precio que debe pagar el usuario por hacerse con él. Aún así, merece la pena pagar un poco más si nuestra salud está en juego.
 
   
 
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